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Dedos en el teclado

El suave murmullo de los servidores llenaba el laboratorio, como un susurro en la oscuridad. Las luces de neón del Laboratorio Nexus destellaban en el aire, creando un efecto hipnótico. Eran las 3 AM en Neon Haven, pero la fatiga no podía competir con la emoción que me embargaba. Estaba completamente inmerso en mi labor, sumergido en mi trabajo, con los ojos cerrados y los dedos deslizándose por el teclado con una gracia sensual. Tejía algoritmos y escribía líneas de código que prometían desafiar los límites de la realidad virtual. Mi pulso se aceleraba con cada comando ingresado, cada uno de ellos un ladrillo esencial en la construcción de un universo digital revolucionario. Ante mí se desplegaba un lienzo digital en blanco, un vasto universo por explorar. La Sweet Reload Machine tenía la misión de transformar esta nada digital en una realidad alterna, un reino de posibilidades infinitas. Sería mi llave maestra, una entrada hacia lo inexplorado y lo extraordinario. Podía visualizarlo